viernes, 4 de septiembre de 2009

Mi perro duerme


La siesta tiene el color del bronce,
el mes de Enero es mes de fuego.
Hasta el sol piensa: - Sería bueno
si yo pudiera llevar sombrero.
La sombra busca refugio propio
en un costado de la alameda
y se recuesta en las acequias
donde la tierra siempre está fresca.
Y allí... se encuentra mi perro
tendido cerca de un charco,
respirando con jadeos
y durmiendo como un vago.
Él es así, ya lo he dicho
en otros versos dispersos,
le gusta pasar la vida
sencillamente viviendo.
Nunca va a llegar a nada,
parece un caso perdido,
no voy a verlo en TV
ni trabajará en un circo.
Es un perro, nada más,
poca cosa para algunos.
Es un perro, nada menos,
uno más en este mundo.
Llegó a mi casa una tarde,
y llegó para quedarse.
Mueve la cola si come,
y también si tiene hambre.
Yo lo defiendo si lo pelean,
aunque confío en sus mordiscos
y no me gusta que lo comparen
con otros perros de mis vecinos.
¿Será el calor quién me conduce
a escribir versos sobre mi amigo?
Que nadie hable, mi perro duerme
y está soñando un sueño mío...

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